- ¿Qué haces, Betty?
- ¡Quita tus zarpas de en medio, Mini!
- ¡Hago yo la noti!
- No yo…yo!!!!!!
- No se vale, dijimos que sería cosa de las dos.
- Sí, pero la presento yo.
- Pues no, no estoy de acuerdo, dijimos que sería democrático. Ellos no lo pusieron como condición.
- ¡Pesada miniatura gatuna! Venga, un trozo tú y otro yo.
- ¡Quita tus zarpas de en medio, Mini!
- ¡Hago yo la noti!
- No yo…yo!!!!!!
- No se vale, dijimos que sería cosa de las dos.
- Sí, pero la presento yo.
- Pues no, no estoy de acuerdo, dijimos que sería democrático. Ellos no lo pusieron como condición.
- ¡Pesada miniatura gatuna! Venga, un trozo tú y otro yo.
Mini: ¡Notición, notición! Inauguramos sección de libros. A partir de ahora nos convertimos en lectoras gatunas y publicaremos resúmenes como hacen ellos dos, Óscar y Alicia o Alicia y Óscar, tanto monta, monta tanto. Pero como nosotras somos diferentes vamos a leer cosas diferentes, libros que no son novelas, libros que no se pueden calificar de ensayo o sí, o libros que pueden admitir diversas clasificaciones.
Betty: Lo cierto es que como gatas intelectuales que somos, sobre todo una servidora, hemos prescindido de caer en las vulgaridades de ellos dos, y de acuerdo con los tiempos, vamos a leer libros que pueden aportar nuevas visiones al mundo, descubriremos autores que nadie conoce, temas inauditos y sorprendentes que ayudarán a gatos y a humanos a vivir más felices.
- Creo que eres un poco rimbombante, Betty.
- ¡Bah, tú qué sabes! Yo soy una chica lista, así que es normal que a una gata callejera le parezcan mis palabras demasiado cultas para sus vulgares oídos.
- Oye, guapa, se te ha subido el pavo, me parece.
- Si quieres que nos llevemos bien vas a tener que controlar esa lengua.
- Lo mismo digo.
- Esto va a ser difícil. Esto de ir a medias no sé, no sé.
- Pues hacemos como ellos, tú lees un libro y yo otro, así no nos peleamos.
- Bueno, por una vez tienes una buena idea.
- ¡Paciencia, paciencia!
- ¡Bah, tú qué sabes! Yo soy una chica lista, así que es normal que a una gata callejera le parezcan mis palabras demasiado cultas para sus vulgares oídos.
- Oye, guapa, se te ha subido el pavo, me parece.
- Si quieres que nos llevemos bien vas a tener que controlar esa lengua.
- Lo mismo digo.
- Esto va a ser difícil. Esto de ir a medias no sé, no sé.
- Pues hacemos como ellos, tú lees un libro y yo otro, así no nos peleamos.
- Bueno, por una vez tienes una buena idea.
- ¡Paciencia, paciencia!