jueves, 21 de mayo de 2009

SALVARSE DE LA QUEMA


Leo en la edición digital del diario gratuito ADN que el escritor croata Pero Kvesic ha vendido más de mil libros después de amenazar con quemar frente a una librería del centro de la capital Zagreb todos los libros pendientes de venta de su antología de cuentos La introducción a P. Kvesic. El autor, previamente, había anunciado la quema de ejemplares un mes antes de que se produjese; el día anunciado casi no le quedaba libro alguno que quemar: más de mil libros vendidos en un mes. Casi nada.

Me viene a la memoria el gran clásico de Ray Bradbury Fahrenheit 451, llevada al cine en 1966 por el director francés François Truffaut. En dicha novela, el protagonista, Guy Montag, es miembro de un cuerpo de bomberos especializado en quemar libros (451 grados en la escala Fahrenheit es la temperatura a la que arde el papel), puesto que el gobierno de esa sociedad urdida por Bradbury, totalitaria y paternalista, cree que la lectura es perniciosa para el ser humano. Montag, tras abrir los ojos ante la tropelía cometida por el gobierno hacia los libros y la cultura, acaba escapando y refugiándose en los bosques junto a otros desertores cuya misión es memorizar por entero un libro y convertirse en una auténtica biblioteca viviente, nómada y orgánica, destinada a perpetuar en la clandestinidad la literatura que continua ardiendo en su formato físico. Se trata de un grupo formado por miles de personas, personas-libro que medran entre el follaje y las sombras mientras recitan en voz alta fragmentos del libro que han decidido encarnar.

Publicado por primera vez en 1953, Bradbury (autor de otras novelas decisivas e imprescindibles como Crónicas marcianas, El hombre ilustrado o El país de octubre) usó la novela para criticar tanto la censura de libros en Estados Unidos , como resultado del machartysmo inquisitorial de postguerra fruto del delirio anticomunista del senador Joseph McCarthy , como la quema de libros en la Alemania nazi en 1933.

Afortunadamente, la pesimista visión de Ray Bradbury no se ha hecho realidad (¿aún?), y hoy, al menos en Croacia, la quema de libros parece que sirve para aumentar las ventas (aunque espero que no se convierta en una costumbre socorrida; para eso están las máquinas destructoras de papel). Pero eso no quita mérito a la sociedad de hombres-libro creada por Bradbury. En todo caso, yo me apunto a lo que dijo en su día Jorge Luís Borges:

“Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros;
hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua;en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros”.

martes, 12 de mayo de 2009

JOHN IRVING: HASTA QUE TE ENCUENTRE


Hasta que te encuentre es la última novela del gran John Irving, el autor de obras tan capitales en la literatura de los últimos decenios como El mundo según Garp, Oración por Owen, Doble pareja o Una mujer difícil. Se trata de una novela de más de mil páginas que narra las vivencias de Jack Burns, un célebre actor de Hollywood que a los cuatro años emprende, acompañando a su madre Alice, lo que parece una peregrinación condenada al fracaso en busca de su desaparecido padre a lo largo de varios puertos de Europa del Norte. Concluida la búsqueda sin resultado positivo aparente, Jack y su madre, tatuadora de profesión, se instalan en Toronto, donde será matriculado en un colegio femenino en el que despertará a las relaciones con las mujeres, al sexo y a su incipiente formación como actor de la mano, principalmente, de Emma Oastler, una adolescente airada y segura de sí misma que lo acoge como mascota, amigo y fetiche.

Buena parte de la trama de la novela recae en las relaciones de Jack con las mujeres: con su distante madre y su amante, la madre de Emma; con sus profesoras del colegio Saint Hilda; con la señora Machado, una mujerona que le hace de canguro y a los nueve años le inicia en las relaciones sexuales; con Michelle Maher, su truncado amor juvenil; con la doctora García, su psiquiatra… Pero sobre todo con Emma Oastler (uno de esos personajes secundarios de Irving totalmente impagables), la única persona a la que, hasta su muerte, es capaz de llamar amiga.

En buena parte autobiográfico, Irving vuelca en Hasta que te encuentre todas las obsesiones presentes en el resto de su obra literaria: la infancia, el sexo desenfocado, la vida del escritor, el amor por las capitales europeas, la lucha libre, el despertar traumático al mundo de los adultos… Pero además en un grado superlativo, pues es fácil reconocer en Jack Burns al propio Irving, e imaginar al autor, de joven, rodeado de ese halo de desconexión consigo mismo y con sus propias emociones que arrastra su personaje, de la ausencia siempre presente de su padre, de la marca indeleble que en sus relaciones con las mujeres causan los abusos sexuales a los que fue sometido siendo aún un niño…

"Lo más destacado de mi niñez es que ningún adulto de mi familia quiso decirme quién era mi padre". La frase no es de Jack Burns, sino del propio Irving, que a través de los años ha exorcizado esa ausencia a través de la escritura. La infancia robada, truncada de forma abrupta por la irresponsabilidad y el egoísmo de los adultos, tema reiterativo en la bibliografía del escritor estadounidense, toma en esta novela su forma más redonda, más plena, tan agresiva y rotunda como una de esas presas de lucha libre tan queridas por Irving y tantos de sus personajes.

"Las novelas siempre tienen que ser más verosímiles que la vida real, porque la vida real no es creíble". Otra gran frase de Irving, que en Hasta que te encuentre entronca como nunca antes había hecho ficción y realidad, creación y remembranza del pasado. Creíble o no, la odisea de Jack Burns tiene un inesperado final feliz: con casi cuarenta años descubre que tiene una hermanastra, que es finalmente quien le pone en contacto con su padre, internado en una clínica mental de Suiza. A tiempo para recuperar los años perdidos, a tiempo para perdonar y perdonarse. A tiempo para iniciar una nueva vida.

lunes, 11 de mayo de 2009

LITERGATURAS. OFF THE RECORD


-¡Miniiiiiiiiiiiiiiiii!
-Ya estamos. ¿Ahora qué pasa? Betty, cada día me recuerdas más a una gata histérica.
-Lo has vuelto a hacer y ¡no, no oses preguntarme qué! Otra vez escribiendo en el blog y adelantando noticias que no debes, simulando personalidades, suplantando a no sé qué Dioni, desvelando contenidos exclusivos… ¡¿Quién bigotes te has creído que eres?!
-Betty, por mi honor de gata callejera, te aseguro que esta vez no he escrito nada. Conozco a un Dioni, un amigo de la infancia… que justamente pasaba por aquí el otro día… enséñame eso que dices del blog:

“Conforme lo planeado tenía a los dos humanos, llamados Alicia y Óscar, sentados ante mí y preparados para la entrevista que versaría sobre el anuncio de la publicación en su blog de una novela escrita a cuatro zarpas (las de ellos, claro). Me presenté, les dije que mi nombre era Dioni (no fuesen a creer que yo era un gato simple y corriente como los que ellos tienen zanganeando por su casa), y les expliqué que yo soy director y presentador de Radio Gato FM al mil por mil, que emite en directo desde mi barrio de toda la vida, el Barrio Arrabalero. Les saqué el titulo de la novela nada más empezar, “El linaje de los sueños”. Hummm, bueno, no me decía nada el titulito, cosas de humanos; pregunté más datos, de qué iba a ir el rollo y cosas así, pero no los oí, les corté inmediatamente y fui por la directa a lo que interesa a mis oyentes y a los lectores del blog: el rollo escatológico, morbo, peleas, sangre, difamaciones, y todo eso.
- Así, ¿fue placentero escribir juntos?
- Bueno, hubo sus más y sus menos, pero…- dijo el hombre.
- Pero fue una experiencia interesante, constructiva y provechosa – interrumpió la mujer-. El argumento versa sobre…
- A ver, a ver, vamos al rollito –dije yo pues aquellos dos se me iban por las ramas-, dejemos el argumento para luego, ahora el “historia borde” ese, osease, cómo se hizo la novela, los intríngulis y esos quehaceres de los dos. ¿Hubo peleas, sangre, arañazos?
- ¡Dioni, pero quién te crees que somos! – dijo uno y corroboró el otro.
Yo, pensativo, dije resumiendo:
- ¿Dos humanos simples y lirondos?
- En fin, te puedo decir que tuvimos sus más y sus menos – dijo la mujer-, pero no llegó la sangre al río…
Así toda la entrevista, sin sacar agua clara ni na de na, vaya fiasco de entrevista. Vamos, que después de todo el trabajo que me dio sacarle la clave del blog a la Mini rociándola con Valeriana, y ahora estos no sueltan prenda sobre sus peleas, y sólo quieren hablar de su argumento y chorradas por el estilo de la novela esa “El linaje de los sueños”. He oído que hay un incendio bestia, bestia, eso igual mola. Hablan del mundo de la tele, de programas basura, de conflictos de emigrantes y una investigación policial. Hay marro a varias bandas y un escritor en ciernes que va pululando por toda la novela. Pero sangre, sangre, no sé, igual tendré que seguirla y radiarla… hummm, no sé, no sé.

- Bien. ¿Qué tienes qué decir, Mini?
- Yo no he hecho nada, Betty, ya ves, el Dioni lo dice, me metió la valeriana y ya sabes lo que es eso, vence mi voluntad y la tuya, nos convertimos en piltrafillas…
- ¿El Dioni? Basura del arroyo, gatos arrabaleros, mindundis, deshechos, quinquis y maleantes gatunos. ¡Bahhh, gentuza!
- Oye, oye, que aunque el Dioni sea un poco mangui, es mi amigo de toda la vida.
- ¡Vaya amigo, mira que soltarle la clave secreta para que se meta en nuestro blog! ¡No corras, ven aquí! ¡Quieta, Mini, miniatura!
- ¡A corrrrrreeeeeeeeeeerrrrrrrrrrrrrr, que ataca el diablo de Tasmania. Hasta lueguiiiiitooooooooooo!

miércoles, 6 de mayo de 2009

LA TRILOGÍA MILLENNIUM: SUPERWOMAN Y EL EQUIPO IKEA


No he podido resistirme a dejar un comentario en relación a las dos novelas publicadas hasta ahora por Stieg Larsson. Mi resumen sería: ¡no puedo entender su éxito! O tal vez: ¿Envidia cochina? He de reconocer que la primera novela, Los hombres que no amaban a las mujeres, me resultó entretenida, aunque hubiera prescindido de más de una página, de más de un minucioso detalle en el que se relataba lo que comían, fumaban, etc., y bla, bla, bla sus protagonistas, pero me distrajo y me mantuvo en la tensión de la trama. Pero a partir de esta primera novela no entiendo este fenómeno, y ya sé que voy a contracorriente.

Me explico. Es cierto que son dos obras muy entretenidas para el resto del mundo con los que he hablado y la han leído, claro; hay suspense y una de ellas me ha nombrado el morbo. Bueno. Yo podría desmenuzar los anzuelos que se van soltando en ambas novelas para mantenerte atrapado y que son tan hábiles como para que sigas leyendo, pero en la segunda novela (La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina) me hacen olvidar la trama para reparar en la estrategia del escritor. ¡Mal, mal, me he salido de la trama! ¿Aburrimiento? Pues en la segunda novela, sí.

Puedo asegurar que el segundo libro lo acabé (me salté un montón de párrafos y páginas) para ver qué historia o de qué trama trataba, cómo lo resolvía, etc., resultando una decepción, un argumento simplista, increíble, en el que se cargaba a su mejor personaje: Lisbeth Salander, que es su gran hallazgo, su creación más brillante, dotada de esa magia que envuelve la buena literatura, un personaje que echa al traste (para mí) en la segunda novela, y todo para pasar a convertirla en una mujer con superpoderes, sin encanto, prodigiosa, inverosímil, a la que se da un poco de humanidad al final llevándola al borde de la muerte y finalizando en brazos del otro protagonista, el periodista Mikael Blomkvist, su abortado amor de la primera entrega de la trilogía.

Me asalta también la duda de si Ikea ha subvencionado la publicación de esta segunda novela, pues es alucinante la descripción de sus modelos de muebles. Lo mismo se puede decir de otros productos que me niego a relacionar. ¿Se trata de publicidad subliminal o es otra novedosa forma de relatar? Son dudas y preguntas que me hago, pues ambas novelas pecan de un exceso de detalle carente de sentido y que no aportan absolutamente nada a la trama, a no ser tedio y pesadez. Ya digo bastante con que de la segunda novela me he saltado páginas pues me parecía infumable y sólo quería saber cómo resolvía el final, que luego, para mí y dicho desde el respeto, me ha resultado un fiasco, forzado y pueril. En fin, no entiendo este éxito, a no ser por la intriga que va sembrando y porque la gente quiere libros gordos que la mantengan en tensión muchos días. Concluyendo, salvaría de la quema la primera novela, aunque tal vez quitaría varias páginas. De la segunda, me ha parecido que ha intentado emular la primera, forzar una continuación, idear una nueva y original trama, y no lo consigue: me aburre de solemnidad. Destaco, y eso sí lo consigue, las escenas de violencia, son muy logradas, pero peca de exceso y en este segundo libro abundan los golpes, y al final parece que la novela transcurra entre porrazos, y a mí personalmente el boxeo no me gusta, así que me sobra violencia.

En fin, ahí va, todo dicho sin ánimo de ofender a los defensores de Larsson, que igual lo que me pasa es que soy una envidiosa de tomo y lomo.