martes, 27 de abril de 2010

NORMAN SPINRAD: PEQUEÑO GRAN HÉROE


Leo en Internet que el autor de ciencia ficción Norman Spinrad ha sido diagnosticado de cáncer de estomago. Los médicos le han recomendado un tratamiento de quimioterapia para reducir el tamaño del tumor, que actualmente es inoperable. Es una noticia que me llena de tristeza, pues Spinrad es sin duda uno de mis autores favoritos de ciencia-ficción, un escritor quizá no demasiado conocido entre el gran público pero cuya bibliografía está repleta de grandes, inolvidables y visionarias obras.

Norman Spinrad nació en Nueva York en 1940, y tras sus primeras novelas (Los solarianos, Agentes del caos, la mítica Incordie a Jack Barron), fue clasificado dentro de la hornada de autores revisionistas del género a la que se dio en llamar Nueva Ola, y en el que figuraban autores como Robert Silverberg o Ursula K. LeGuin. Autor no excesivamente prolífico, Spinrad fue también presidente de la Asociación de Escritores de Ciencia-Ficción y Fantasía de Estados Unidos en dos ocasiones, y en su última etapa ha dejado un tanto de lado la ciencia-ficción para introducirse en el género de novela histórica con obras como El rey druida (2003). Pero es sin duda en el campo de la ciencia-ficción en que su prosa a caballo entre la modernidad, el progresismo y una lírica triste cargada de tintes épicos, destaca como un escritor con una voz personal e intransferible. Desde este blog, un humilde y sentido homenaje a Spinrad en forma de recomendación de tres de sus más logradas obras: Jinetes de la antorcha (1974), la historia de una nave multigeneracional repleta de seres humanos en permanente conflicto que migran a través del universo; Mundo intermedio (1979), una profunda exploración de las almas femenina y masculina que por una vez logran trabajar codo con codo en medio de una crisis de tintes tecnofascistas; y Pequeños héroes (1987), una aguda sátira sobre el papel de los medios de comunicación y la industria de la cultura de masas.

Mucha suerte a Norman Spinrad. La merece. Si alguna de las personas que lean esto desean hacerle un pequeño homenaje, que no lo duden: leed uno de sus libros. Así, pase lo que pase, se hará eterno.

lunes, 26 de abril de 2010

SANT JORDI 2010: ROSAS Y ESPINAS


Un nuevo Sant Jordi, un nuevo 23 de abril en Catalunya, y la misma jornada de firmas agotadoras de libros, presentaciones, calles llenas de paradas de librerías y editoriales, y millones de rosas siendo paseadas por sonrientes ciudadanos (que las portan ufanos cual medievales caballeros) y ciudadanas (que las reciben sonrientes cual románticas princesas de cuento). Dicen que las ventas de esta Sant Jordi se han mantenido más o menos en el mismo nivel que el año anterior. Buena noticia: la crisis aprieta pero no ahoga las tradiciones.

En cuanto al resultado literario de la jornada, se comprueba (como ya se avanzaba en los días previos) que este año no había un titán con el que sería imposible competir (Larsson, Falcones, Zafón, etc.), y sí un repóker de aspirantes, algo más modestos, que iban a competir para hacerse con la victoria en el duro e inhumano ranking de los libros más vendidos de la presente edición. Y el veredicto del lector es (según el Gremio de Libreteros), finalmente, curioso: en la categoría de ficción en castellano, Arturo Pérez Reverte se ha llevado el gato al agua con El asedio (aventuras y romanticismo en tiempos de la promulgación de la primera Constitución española; en ficción en lengua catalana, el periodista Xavier Bosch narra en Se sabrà tot las corruptelas que velan armas en torno al periodismo, mientras que en el género de no-ficción, Eduard Punset parece haber ganado de calle con su obra El viaje al poder de la mente.

¿Valoraciones? Bueno, pues que parece que si sales o has salido en la tele tienes más números para que tus libros se vendan (Punset y Bosch siguen en activo, Reverte lo dejó hace tiempo pero aún recordamos todos sus crónicas de guerra). Otra: continúa el auge de la novela ambientada históricamente en épocas pretéritas. Una tercera: de momento, los escritores escandinavos de novela negra parecen estar aquí para quedarse. Y una más: el fútbol como fenómeno literario, pues tanto en ficción como en no ficción no han sido pocos los libros que pisan la hierba del rectángulo de juego (la mayoría de ellos en torno a la epopeya del F. C. Barcelona de las seis copas).

¿Todo esto es síntoma de algo? Pues no lo sé. Ignoro si es bueno o malo. En todo caso, tengo la impresión de que a nadie le amarga un Sant Jordi, vendas 20 o 20.000 ejemplares ese día. O sea, es bueno para los autores, para las librerías y para las editoriales (y para los que cultivan y venden rosas, claro). Si es bueno o no para la Literatura… me temo que nunca lo sabremos.