lunes, 15 de junio de 2009

EL LINAJE DE LOS SUEÑOS: EL ARGUMENTO


- Oye, Betty, ¿hoy no es el día en que los dos humanos tenían que empezar a colgar su novela en este blog?
- Sí, pero como son unos mantas acabados, no sé cuándo lo van a hacer. Conociéndolos, esperarán a última hora de la tarde o la noche.
- Ya. ¿Y no sería conveniente que antes de eso avisáramos a la gente sobre de qué va el argumento de la novela?
- No sé, Mini. ¿Para qué serviría?
- Pues para explicar algo de lo que van a leer. Quienes se atrevan, claro. Así al menos sabrán que uno de los protagonistas es un gato que come flores y…
- ¿Un gato que come flores? ¡Menuda majadería! Bueno, si quieres explicar algo sobre la novela, ya sabes. Aquí tienes el ordenador. Lo escribes, lo cuelgas, y hasta luego.
- Vale, déjame a mí, Ya verás, soy un hacha resumiendo argumentos.
- Sí, un hacha con el filo mellado.
- Oye, tú vete a comer o a sestear, que de esto me ocupo yo. A ver, documento nuevo… justificación… cuerpo de letra… ¡Allá va!

Un incendio. Una joven huida de una apartada aldea en busca del deslumbrante resplandor de la ciudad. Un bar regentado por un ex jardinero árabe. Una productora de televisión especializada en realities shows. Un policía corrupto. Un gato que come flores. Un escritor en ciernes que no encuentra inspiración. Una fiesta que termina en amarga tragedia…
Son algunos de los mimbres y personajes con los que Alicia y Óscar construyen El linaje de los sueños, una novela coral escrita a cuatro manos que habla de los sueños, realizables o no, de desarraigo, de búsqueda de nuevas oportunidades, de ambición y poder, del amor que se encuentra sin buscarlo.
A partir de una introducción en que un inmenso incendio destruye unas oficinas de una agencia de productos audiovisuales especializada en televisión basura, los autores tejen un gigantesco flashback que nos lleva de manera inexorable hasta ese momento culminante, y más tarde a la inesperada resolución del siniestro. En esa reconstrucción, entre la tragedia y la comedia, entre el drama y las escenas jocosas, asistimos al encuentro de diversos personajes que serán cruciales en el desarrollo de la trama.
Conxa, una joven inocente procedente de una remota aldea gallega, deja atrás a sus padres y viaja a Barcelona para encontrarse con su prima Mamen, que trabaja en Aeromedia, una productora televisiva de contenidos de gusto dudoso. Pero antes de que la encuentre topa casualmente con Habib, un árabe propietario de un bar de barriada, e inmediatamente surge entre ellos una desinteresada y ambigua amistad. Una vez que Conxa consigue contactar con Mamen, ésta la introduce en un mundo de falsedad, oropel y engaño en el que encontrará personajes como Alfons Truñó, el despiadado y ambicioso socio mayoritario de Aeromedia; Carlos, un cantante de tangos y figurante supuestamente nacido en Argentina y que no es quien dice ser; María Rosa Céspedes, una presentadora de televisión superficial y pagada de sí misma que vive los últimos estertores de su dilatada carrera; la veterana realizadora Carme Ferrús; Carmelo Fernández, un policía patibulario que extorsiona a extranjeros sin papeles a cambio de favores a Aeromedia; o Jordi Guardiola, un aprendiz de escritor que se gana la vida en los banales intersticios de los programas televisivos para huir de la alargada sombra de su padre, un alto cargo de los Mossos d’Esquadra.
Todos ellos componen un mosaico de figuras de un fresco que va de lo entrañable a lo abyecto, de lo solidario a lo insustancial, de lo ambicioso a lo ridículo. Son personajes que se muestran desnudos, que enseñan sus propias contradicciones sin cortapisas ni ambigüedades, que atraviesan las páginas y se tornan sólidos, de carne y hueso, humanos e imperfectos. Sobre todo cuando, en el clímax de la novela, la feria de las vanidades de todo este entramado coincide en la fiesta de inauguración de las nuevas oficinas de Aeromedia y con un episodio inesperado que da al traste con los sueños de muchos de ellos, muñecos henchidos de orgullo y ambición zaheridos por acontecimientos que no pueden comprender ni impedir.
Acontecimientos que dan lugar a una investigación, a la búsqueda de un culpable o de unos culpables y sus razones. Un ramillete de sospechosos y pocos móviles claros. Un misterio que se aclarará finalmente de la manera más inesperada.

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